Este artículo tiene que ver con un proyecto realizado a un edifico histórico. Por muy pequeñas que sean, este tipo de intervenciones siempre deben ser equilibradas. Hay que respetar la obra antigua, y controlar las partes nuevas que se deban añadir. La restauración de la Torre de Huércal-Overa (España) es un buen ejemplo de ello.
La estructura es una atalaya que formaba parte de un cinturón defensivo de la frontera del Reino de Granada (siglo 13). Se sitúa en lo alto de una colina que domina un amplio horizonte, de la que solo se conservaban los elementos centrales. El proyecto consistía en generar un acceso a la Torre y restaurar el estado original de la misma. Para conseguirlo, se alteró mínimamente el lugar, respetando en todo momento la topografía del terreno. El aparcamiento de vehículos se ha realizado en una explanada existente; la oficina de atención al público consiste en un volumen sencillo: una caja de acero corten.
Este material contemporáneo provoca una distinción rotunda entre lo nuevo y lo antiguo (construido con muros de ladrillos). Se nota sobre todo en el cuerpo cilíndrico que envuelve la escalera helicoidal que recupera el acceso original de la torre, a través de una pasarela de acero y vidrio. El contraste es brutal y hermoso.
Esta intervención fue proyectada por los arquitectos Luis Castillo y Mercedes Miras (Castillo Miras Arquitectos).