Mientras que grandes urbes del mundo se empeñan en construir rascacielos y obras «faraónicas» de todo tipo, la ciudad de Berlín quiso tener una montaña. La idea partió del arquitecto alemán Jakob Tigges, un proyecto de montaña artificial llamada The Berg. Esta mole de tierra tiene más de 1.000 metros de altura, sobre los terrenos de un antiguo aeropuerto (Tempelhof), del que se discutió su futuro.
No hay información técnica de cómo un proyecto de esta magnitud se llevaría a cabo, pero sí que el objetivo es convertir a la montaña artificial en un centro turístico y de recreo para Berlín, incluso un hábitat natural para determinadas especies. Lo más sorprendente de toda esta locura es que se llegó a crear un movimiento detrás de The Berg, con ciudadanos presionando para conseguir su aprobación por parte de las autoridades.
En el sitio oficial de The Berg se pueden ver algunas de las muestras de su apoyo.