Este apartamento en Moscú se diseñó para una pareja a la que no le importaba tener un hogar con una decoración en dos colores. Tampoco que en suelo y techo se dibujaran geometrías con diferentes texturas y relieves. En realidad el reto de esta renovación de 115m2 consistía en diseñar unos interiores minimalistas, pero que estuvieran cargados de dinamismo y jugaran con el contraste entre los materiales. Todo ello con un presupuesto muy ajustado.
El resultado así lo demuestra, pues con paneles laminados, azulejos, y yeso, se ha conseguido una decoración impactante, moderna y elegante. La elección del mobiliario y lámparas tampoco desentona en este apartamento, en el que hay que atravesar (literalmente) la cocina para acceder a las habitaciones.
El trabajo más encomiable es el realizado con los diferentes armarios que componen el salón, sala de estudio, y dormitorio. Por cierto, que la habitación principal se ha organizado con el cabecero de la cama situado en la ventana (queda genial), y dispone de gimnasio, cuarto de baño, y un inmenso ropero.
Este trabajo de interiores lo realizó el arquitecto (y músico) Vladimir Malashonok.