El diseño de este mueble acabó siendo más valorado por lo que aporta al usuario, que por su estética. Es el sofá Moody, que se puede adaptar a nuestro estado de ánimo, y hacernos más cómoda esa cabezadita diaria. Claro que también se podría utilizar para ver la tele sin pasar frío. Es como estar en una mesa camilla, de ahí lo de ‘sofá camilla‘ que hemos puesto en el título.
Moody es en realidad un sofá bastante normalito. Su estructura es de madera y metal, y tiene relleno de espuma de poliuretano. La clave está en su funda, que es muuuucho más grande que el propio sofá, y está compuesta por un material textil que mantiene la forma, llamado kvadrat.
El sofá Moody fue diseñado por Hanna Emelie Ernsting. Con él consiguió el segundo premio en el concurso D3 del IMM-Cologne 2011, en la categoría de jóvenes diseñadores.