Cuando se planteó la idea de colocar una casa en esta zona del desierto de Sonora (Arizona, EE.UU.), probablemente uno de los retos con los que tuvieron que enfrentarse los arquitectos fue el de mantener el máximo respeto por el paisaje de rocas y cactus circundante. Las soluciones planteadas hicieron que la Casa Tucson Mountain la entendamos como un gran proyecto, lleno de sensibilidad y de poesía, por la forma en la que se relaciona con el exterior.
La primera medida es drástica: separar el estacionamiento de vehículos unos 400 metros de la vivienda, y acceder a ella por un sendero que atraviesa una zona de cactus. La entrada también es muy significativa, porque al final del camino irán apareciendo bloques de hormigón de diferentes tamaños, que de forma sutil trazan una escalera hasta la puerta de la casa. Esta escena nos recuerda las ruinas de un lugar sagrado y monumental.
Para que el conjunto se viera camuflado en el paisaje, se optó por una estructura basada en muros de tierra apisonada. Esto proporciona una textura muy peculiar y un color de lo más natural, tanto al exterior como al interior de la casa, ya que sobre ellos no se ha aplicado ningún acabado posterior. Además, este material aporta ciertas características sostenibles al edificio, al tiempo que una buena masa térmica.
Como se puede apreciar en el plano de planta (más abajo), la Casa Tucson Mountain está orientada según el eje este-oeste, sin ventanas en estos frentes, y muy protegidas por grandes voladizos las que están orientados al sur. Con la intención de mantenerlas acústicamente bien aisladas, ninguna de las tres partes que componen el edificio tienen conexión directa entre ellas, por eso el acceso a los dos dormitorios, el salón-comedor-cocina, y la sala de grabación de música/entretenimiento, se hace desde el exterior.
Es magnífico el diálogo que esta arquitectura realiza con la naturaleza del desierto cuando las puertas correderas están abiertas. El único aspecto que cambiaríamos está relacionado con el mobiliario, sobre todo las sillas.
La escasez de agua está resuelta con una instalación que recoge, almacena, y trata el agua de lluvia, con capacidad para unos 114m3.
Esta vivienda es un proyecto de los arquitectos DUST. Fotos de Jeff Goldberg/ESTO.
, diseñada para mantener un constante diálogo con el paisaje. Con estructura de hormigón y muros de tierra.){kind=link}