Estas imágenes pertenecen a una reforma de vivienda en Nueva Zelanda. En ella se realizó una nueva planificación de las habitaciones, al tiempo que se le aplicó un acabado absolutamente moderno. El resultado es el de una renovación con una decoración sencilla, sin adornos, que combina el blanco con el negro. Se dejó espacio para elementos de acero inoxidable, como en la estupenda isla de la cocina, que se ve genial bajo esos lucernarios.
En la instalación de iluminación se incluyeron puntos de luz empotrados, y focos orientables. También hay grandes huecos que aportan mucha luz natural a toda la casa, resueltos con inmensas puertas correderas. En el cuarto de baño toda la pared del lavabo es un espejo, incluso por debajo de él. Se alternan los suelos de madera con los de baldosas cerámicas, y en el jardín encontramos una moderna pérgola conectada al salón, así como una piscina alargada.
Esta reforma de vivienda es un proyecto del estudio neozelandés de John Irving.