A los arquitectos nos ocurren cosas muy curiosas con las escaleras. Para la mayoría es simplemente un elemento más que casi siempre se resuelve de la misma manera. Generalmente se hace sin pensar mucho en la comodidad del usuario; para otros supone una ocasión perfecta para investigar con los materiales; y afortunadamente para una minoría la escalera es ‘aquello’ que se les olvidó poner.
En el ejemplo de hoy la escalera se ha tratado como una escultura dentro de la casa. Es una jaula de tubos metálicos de complicada geometría, que además de cumplir con su función de servir de soporte para los peldaños, da también protección al usuario (no hace falta barandilla). El resultado es tremendamente original, guste o no.
Es un trabajo de Atelier Archiplein.