La fachada de esta vivienda de vacaciones recuerda al genial proyecto que se llevó el premio a la mejor casa del mundo en el 2009. Pero en esta ocasión el intento fue más comedido, y también un poco menos exitoso. Se trata de la Letterbox House, demostrando que se pueden crear viviendas originales sin tener que recurrir a soluciones absurdas.
Es ‘Letterbox‘ porque el edificio empieza en el propio buzón de correos, más allá de la valla metálica de entrada. Sobre una pequeña extensión de arena, la punta de la casa vuela, presentando su número, el 7. Hay un fuerte contraste entre la fachada de madera llena de pliegues, y el resto, que es más parecido a las modernas casas de la región (Blairgowrie, Australia). La vivienda también se asemeja al armazón de un barco volcado, ahí encallado.
Prácticamente todo el programa de Letterbox House se desarrolla en una sola planta. Tiene una cubierta que empieza en el propio buzón, y va subiendo hasta el extremo opuesto. De esa manera consigue una altura de dos plantas, porque en ese punto está el dormitorio principal. Los otros tres dormitorios están abajo, con el resto de las dependencias de la casa.
La parte interior de la fachada irregular se ha pintado de un rojo vivo, y se ha dejado vista la estructura que hace posible esa forma, intercalando tablones que van formando en toda su longitud una singular librería. Lo malo es que hay zonas más altas que para lo único que van a servir es para llenarse de polvo.
La Letterbox House fue desarrollada por McBride Charles Ryan, y obtuvo varios premios de arquitectura.