La buena arquitectura debe medirse por cómo se ajusta a las funciones, y también por la manera con la que dialoga con el entorno. Encontramos el proyecto de un interesante museo, creado para un concurso de ideas en Noruega. Su diseño se ciñe de una manera muy especial a estos preceptos, pues crea un ‘edificio híbrido’, mitad arquitectura-mitad ingeniería. Es un concepto hecho a medida para un lugar espectacular: el fiordo de Jøssingfjorden.
El museo Jøssingfjorden es un edificio que debe servir, además de punto de interés cultural, como acogida para los turistas que se acercan a disfrutar del paisaje. Pero esta propuesta explota al máximo el diseño, permitiendo que el visitante pueda realizar una amplia gama de actividades a lo largo del puente que une las dos montañas. Se puede pasear y tomar fotos al aire libre, ir al bosque, a la montaña, acudir a una conferencia, participar en talleres, comer en el restaurante…
Es una idea que, según sus autores, se ajusta a los requisitos que pedía el concurso, tanto en el programa como en las superficies. Y además permite que todo el edificio saque un máximo rendimiento de las panorámicas del lugar. Una torre sirve de comunicación vertical entre el edificio de recepción inferior y el puente. El tablero que hace de puente tiene huecos laterales (ventanas) que están calculados para no debilitar la estructura. El puente está parcialmente colgado de 6 cables (este detalle no se aprecia en los renders ni en los planos).
La propuesta de este puente-museo es del equipo Imago (Atelier de Arquitectura e Engenharia, Lda). Con ella lograron una mención especial en dicha competición.