Este gran objeto salió de un concurso internacional de ideas para el diseño de la Opera House de Busan (Corea del Sur). Estaba abierto a profesionales, aunque también tuvo una categoría para estudiantes. El edificio debía tener amplia variedad de instalaciones que dieran cabida a muchas actividades artísticas, con una superficie máxima de 60.000m2. Sus partes más relevantes son el Teatro de la Ópera, con capacidad para unas 2.000 plazas, y un Auditorio multiusos con 1.300 asientos. Es importante señalar que su emplazamiento dispone de unas interesantes vistas al mar y a la ciudad de Busan.
Opera House de Busan
Al parecer, esta idea ni siquiera estuvo entre las cinco finalistas que pasaron a la siguiente fase. De todos los publicados en la red, este trabajo fue uno de los que más gustaron. Le vimos un planteamiento coherente, atrevido y moderno. El resto de propuestas eran demasiado difusas, con formas también orgánicas y redondeadas, pero sin una lógica consistente.
Esta idea es un objeto enigmático, algo de otro mundo, con la forma de una gran piedra. Su aspecto exterior está carente de cualquier textura, es una superficie lisa y brillante. Eso le aporta de ciertas propiedades camaleónicas al reflejar el entorno. Destaca su gigantesca puerta, que cuando está abierta se convierte en pasarela de entrada para el público. Pero también existen otros accesos (más discretos) para el personal y artistas.
El interior tiene un vestíbulo con una altura libre de 45m (impresionante), y por el lado opuesto al de la puerta-pasarela hay una parte de la fachada que se desliza. Esta estrategia deja un enorme hueco con vistas al mar. El Teatro de la Ópera y el Auditorio se encuentran uno encima del otro. Este edificio tiene otra parte de su fachada que se desliza, se sube para mostrar un escenario para espectáculos al aire libre, sobre una explanada anfiteatro con capacidad para 20.000 personas.
Este proyecto para la Ópera de Busan lo desarrolló un equipo australiano de arquitectos: Lacoste-Stevenson.
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