El dibujo de la pieza de vidrio de la primera foto de este post no corresponde a ningún diseño. Esas manchas las ha producido el calor de la mano, porque ese material es sensible a los cambios de temperatura. Esto no es nuevo, ya se había hecho antes en textiles, plásticos, papel… pero nunca en azulejos. Estas baldosas cambian de color según la temperatura ambiente, la corporal, la del agua o cualquier objeto que entre en contacto con ellas.
A partir de una temperatura de activación se produce el cambio de color, según tres fases, cada una con incrementos de entre 6 y 10º, hasta llegar al color tope. Cuando la temperatura baja, comienza el retorno del color. Estos azulejos se vende en seis texturas y gamas de color diferentes, incluso con piezas especiales para poder adoptarlos a todos esos rincones de las zonas húmedas de la casa.
Los azulejos que cambian de color se pueden utilizar tanto en paredes como suelos, y han sido fabricados con material reciclado (en un 20-80%). Hay que tener en cuenta que hacen a mano, por lo que salen bastante caros ($150/ft).