Prácticamente con dos años de retraso se terminó el segundo rascacielos más alto del mundo: la Torre de Shanghái. Alcanza los 632 metros, convirtiéndose también en el edificio más alto de China. Se localiza en el distrito de finanzas Lujiazui de Shanghai, junto a la Torre Jin Mao y el Shanghai World Financial Center.
Recordemos que sus 121 pisos albergan oficinas de clase A, locales destinados al entretenimiento, tiendas, además de un centro de conferencias, un hotel de lujo, y espacios culturales. Otras características las señalamos en su día, en este post.
Una vez acabada, su diseño nos sigue pareciendo de lo más elegante en edificios de altura, con una forma cilíndrica que se retuerce, a la vez que se va haciendo más esbelta. Pero esta preciosidad también dio mucho de qué hablar por su estupendo comportamiento en el túnel de viento, y por sus características sostenibles. Posee un sistema de recolección de las aguas pluviales, y hasta un conjunto de turbinas eólicas en su coronación. Este rascacielos es todo un escaparate de estrategias sostenibles y de espacios públicos que establecen nuevos estándares.
La Torre de Shanghái es un proyecto de la empresa Gensler.
Excelentes reportajes