En este post tratamos un trabajo bastante interesante que tiene como base un gran aprovechamiento del escaso espacio disponible. Se ubica en lo que funcionaba como depósito de agua de un antiguo edificio del barrio Born de Barcelona. La reforma lo convirtió en un apartamento muy singular de 22 metros cuadros, con una terraza de 28m2.
Un proyecto de este tipo se entiende mucho mejor con un vídeo . En él la propia arquitecta explica todos y cada uno de los aspectos fundamentales. El apartamento consiste en un único espacio libre al que se abren las diferentes funciones de una vivienda reducida. Lo primero que se hizo fue reforzar los muros perimetrales, para que sirvieran de soporte a un nuevo forjado de cubierta. Ese espacio exterior se aprovechó como terraza chillout con vistas a la ciudad.
El apartamento está repleto de espacios de almacenaje, con puertas de armario que se abren con un sencillo empuje. Hay un gran panel hidráulico que esconde la cocina, y otro que se abate para utilizarse como mesa de comedor. Durante el día, la cama está escondida bajo el nuevo piso que se ha construido en la primera terraza. Su diseño es muy interesante y completo, porque en él están integrados los escalones de acceso al exterior. Sirve como banco para sentarse mientras se come, y también para alojar otros compartimentos deslizantes.
El inodoro queda escondido en un espacio muy ajustado, mientras que la ducha y el lavabo quedan a la vista. A Christian Schallert (su propietario) no le importaba esa disposición. De hecho hasta parece la más apropiada para un proyecto de estas características. Aparte del vidrio que forma la cabina de ducha, los materiales principales que se han utilizado han sido madera contrachapada de pino, y paneles de viroc (mezcla de partículas de madera y cemento). Los compartimentos de las paredes están formados por unas estructuras de madera.
El proyecto fue desarrollado por la arquitecta Barbara Appolloni. Fotos de Lucía Carretero.