Más que un objeto que emite luz, Dome es una lámpara escultórica colgante en la que se ha combinado arte, diseño, y luz. Hay que verla para comprenderla, porque es muy diferente a todo lo conocido hasta ahora en iluminación. Y porque no es, ni por su diseño ni por su tamaño, una lámpara para colgar en cualquier espacio.
Es un objeto que posee gran carácter, y que no pasa desapercibido. Está diseñada para enriquecer el espacio en el que se cuelga. Cobra un gran protagonismo la forma de la lámpara, que está creada como un puzzle tridimensional. Pero también sorprende la sombra que proyecta, pues el foco de luz se sitúa por encima de esta bella escultura.
La lámpara Dome está compuesta por más de 170 piezas de madera enchapada. Están recortadas con precisión, se entrecruzan y unen de manera artesanal, para formar una escultura que alcanza un diámetro en su base de 180 centímetros. También hay versiones más pequeñas, de 90 y 60 cm. Para hacernos una idea del espacio que necesita este diseño, basta decir que la altura mínima recomendable en el modelo Dome 180 es de 2,10 metros, como se puede ver en el siguiente dibujo.
El foco utilizado es una luz de tecnología LED. Está situada más arriba de la estructura de madera, con el fin de iluminar a través de ella y de proyectar en el suelo un hermoso patrón de sombras. El armazón del foco puede tener un acabado blanco o negro. El resto de la estructura se vende en su color natural (madera), aunque también se puede encargar en cualquier color.
Por cierto, que al ver esta lámpara por primera vez, no pude resistir la tentación de acordarme de la faraónica obra Metropol Parasol (Sevilla), diseñada por el arquitecto alemán Jürgen Mayer. Siento que no me haya evocado a las cúpulas del Renacimiento, pero da igual, porque sigo pensando que Dome es una gran lámpara.
El diseño de esta lámpara escultórica fue realizada por la arquitecta Benedetta Tagliabue para la firma Bover.