Para mejorar el aspecto general de un espacio interior, no es necesario realizar una gran inversión. La mayoría de las veces se consiguen resultados espectaculares con muy poco dinero. Y lo mejor de todo, sin tener que hacer obras de reforma que nos incomoden. El secreto está en sacarle el máximo partido a los revestimientos que ya tengamos colocados, generalmente mejorando su acabado.
Suelos más brillantes
Una limpieza a fondo es casi siempre el primer paso. En este sentido, las juntas de los pavimentos cerámicos son las grandes olvidadas. Pero en el mercado hay productos y herramientas que están especialmente diseñadas para darle más brillo a las baldosas, y en mejorar las juntas. Si lo que tenemos es un suelo de piedra (o de terrazo) entonces podremos pulirlo cada cierto tiempo (4-8 años, según uso). Mientras tanto habrá que cuidarlo con productos especiales que además ayudan a mantener su brillo.
Cuando el suelo es de madera, hay quienes optan por darle más luminosidad aplicándole un tinte blanco. Pero si está demasiado desgastado y con arañazos, lo recomendable es aplicarle un lijado y abrillantado. Si este proceso ya no lo admite, la solución de pasar a un suelo laminado. Suele ser la opción apropiada, porque son económicos y muy rápidos de instalar.
Si lo que tienes es precisamente un suelo laminado, la mejor manera de cuidarlo es limpiándolo frecuentemente con mopa y aspiradora. Cuando la limpieza es húmeda, no se debe utilizar agua con producto jabonoso, ya que facilitará su penetración en las juntas, y las hinchará. Es suficiente pasar una fregona escurrida cada dos semanas. Si hay manchas localizadas, entonces bastará con limpiar esa zona con un trapo humedecido. En este punto es recomendable el alcohol o acetona (manchas de grasa, tinta, cera…). Para el resto será suficiente con agua y jabón, y luego secar.
Mejorando las paredes y techos
Las paredes pintadas de blanco se pueden limpiar con una bayeta humedecida en una solución de agua con lejía. Es una opción rápida que suele dar muy buenos resultados, aunque lo más convencional es recurrir a la pintura. Entonces suele ser buena idea aprovechar y cambiar de color. Otras soluciones más drásticas pasan por la aplicación de papel pintado, muy de moda últimamente. También es posible decorar alguna de las paredes con paneles.
Teniendo en cuenta que la mayoría de edificios urbanos tienen techos relativamente bajos (2.5 – 2.8m), lo recomendable es mantenerlos en un color muy claro. En caso contrario podría convertir la habitación en un espacio un tanto agobiante.
Para las zonas alicatadas (baños y cocinas): suele ser suficiente una limpieza profunda con cualquiera de los múltiples productos que hay en el mercado. Aquí hay que señalar que el agua con amoníaco es muy eficaz también. Un método que suele mejorar bastante el aspecto de estas superficies es el blanqueado de sus juntas.
Si los azulejos son viejos y deteriorados, y no hay presupuesto para su modificación, no recomendamos colocar un revestimiento sobre el original. Una solución que no queda nada mal es la de aplicar una pintura con acabado vitrificado, como se explica en el siguiente vídeo.