El pintor y escultor Alexandros Liapis necesitaba un nuevo taller para trabajar. Pidió a los arquitectos que la obra fuera “económica en su realización…, y que dialogara con el espíritu del paisaje griego“. El resultado derivó en un volumen sencillo que está rematado con una bóveda de medio cañón. La estructura se realizó en hormigón armado, y en tres fases diferentes.

Buscando la mejor luz para el artista, la construcción se orienta norte-sur, con el fin de dejar todo el lado sur acristalado. Pero está protegido del sol gracias a una entrada bastante retranqueada. El espacio de trabajo del artista tiene una altura considerable, un hecho que se aprovecha para que en el otro extremo se tenga una planta para almacén. El acabado, tanto interior como exterior es idéntico: hormigón visto.


El taller para el escultor Alexandros Liapis fue diseñado por A31 Architecture.
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