Esta idea de rascacielos termina con el concepto tradicional de poner un piso encima de otro para alcanzar cierta altura. En vez de eso plantea una continuidad de la calle urbana, utilizando dos rampas que siguen un trazado en espiral. Funciona entonces como una extensión de la ciudad, pero en vertical. De ahí que la torre reciba el nombre de «The Endless City in Height«.
Las rampas que definen el edificio, conforme van tomando altura, van dejando un gran hueco en medio que funciona como un patio. Esta organización permite la entrada de luz natural y facilita la ventilación del edificio. A lo largo de las rampas hay locales comerciales, situados y personalizados de la misma manera como lo estarían en el suelo urbano, lo que añade al edificio más dinamismo. El tráfico peatonal se hace más fácil mediante ciertos puentes que cruzan ese vacío central, y la estructura principal de soporte estaría formada por seis grandes estructuras tubulares de acero, que servirían para albergar la mayoría de las instalaciones de la torre.
La originalidad de este diseño le valió ganar el concurso internacional de SuperSkycrapers (Organic Skyscraper London). Allí el jurado valoró la forma orgánica tan atractiva del edificio, buscando analogías en un espacio público y en la naturaleza. La propuesta es una sutil interpretación de un crecimiento orgánico vertical y de la expansión en horizontal, con conexiones fluidas y continuas entre el edificio y la calle. Sin ser un concepto revolucionario, sugiere soluciones a muchos de los problemas que presenta la construcción en altura.
Este proyecto es una idea de los arquitectos Kam Fai Tai, Alina Valcarce, y Eliane Billon (SURE Architecture).