Tradicionalmente, las maquetas siempre han estado muy presentes en la producción arquitectónica. Con el desarrollo de la informática, y de las aplicaciones CAD, pronto esas tareas fueron reemplazadas por trabajos de modelado en 3D a los que se les aplicaba unos acabados hiperrealistas. Con las impresoras en 3D, parece que en los estudios de arquitectura las maquetas van a volver a tener un valor destacado, tanto durante el proceso de elaboración del proyecto, como para la presentación al cliente. El objeto físico vuelve a tener relevancia.
HP creó una impresora 3D en la que se consiguió incorporar muchas de las funciones a las que ya estábamos acostumbrados a ver en los modelos tradicionales, como son la de poder elegir una impresión a color (8 colores, en el modelo CQ655A) y diferentes resoluciones de ahorro (sólida, alta densidad con ahorro, baja densidad), además de tener la capacidad de crear los objetos en la orientación óptima, con el fin de ahorrar material (plástico ABS). El modelo HP Designjet CQ656A tiene el mismo aspecto, pero imprime en un solo color (marfil) y en un tamaño máximo de 203 x 152 x 152mm, mientras que el superior lo hace 203 x 203 x 152mm. Ambas trabajan paran entornos Windows (XP, Vista, etc.).
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