El equipo de diseño que trabajó en esta reforma de un apartamento de Nueva York, consiguió un resultado magnífico. No solo supo establecer una equilibrada distribución de funciones (empleando espacios abiertos), sino también mantener una paleta de colores que hiciera que esta cocina gris no desentonara en absoluto con el resto de la vivienda.
El elemento principal de la cocina lo compone la pared que separa el salón de la zona de entrada. Se adosó sobre ella casi todo el equipamiento. Esto permitió integrar el frigorífico en un extremo y un armario alto en el opuesto. Se utilizaron puertas de roble blanco teñidas de un gris profundo, y tiradores metálicos de acabado cepillado. Toda la parte técnica y de fontanería se colocó en este lado, consiguiendo que la isla quedara finalmente como una gran superficie de preparación de alimentos; o como mesa para comidas informales, y por supuesto con espacio de almacenamiento debajo.
Tanto la superficie frontal como las encimeras, están compuestas por unas losas de preciosa cuarcita gris. Esta composición atemporal se completa con unas lámparas de pantalla metálica (pintada en gris claro); unos taburetes metálicos plateados (de aspecto envejecido), y un práctico grifo de la marca Axor.
El diseño de esta cocina gris lo realizó el estudio de Meshberg Group. Es una consultoría especializada en el diseño de interiores que fue fundada en el 2006 por Adam Meshberg. Tiene su sede en Brooklyn, y el equipo está compuesto por diseñadores de interiores, arquitectos, y constructores. Todos trabajan integrando elementos arquitectónicos atemporales con materiales y tecnologías contemporáneas. Así consiguen desarrollar proyectos únicos que se ajustan a las exigencias del cliente, y a los principios básicos de sostenibilidad.